La alta carga administrativa en la comunidad escolar ha sido por largo tiempo otra deuda histórica en la educación. Consciente de ello, muchos colegios están incorporando tecnología en sus procesos, convirtiéndose en un aliado para que sostenedores, profesores, administrativos, directores y otros miembros de la comunidad escolar puedan destinar más tiempo a otras funciones claves en la educación. Es así como muchos establecimientos del país están migrando desde el tradicional libro de clases de papel hacia uno 100% digital.
Y desde el Ministerio de Educación apoyan la medida de incorporar la tecnología, es por eso que, si bien su uso aún no es obligatorio, este año se dictó una normativa que regula los aspectos técnicos y administrativos que debe tener un libro de clases digital en 2022 y así tengan un estándar único compatible con los sistemas del ministerio para que más establecimientos puedan realizar el cambio, agilizar procesos y destinar más tiempo al aula. Esto se enmarca en el programa ‘Todos al Aula’ del gobierno, que busca disminuir la sobrecarga administrativa de profesores, directivos y sostenedores y así puedan dedicar más horas a la labor pedagógica.
Una encuesta realizada por la plataforma de desarrollos tecnológicos para la educación Papinotas, a 400 integrantes de la comunidad escolar de todo el país (sostenedores, profesores, administrativos, directores, entre otros) dio cuenta que un 90% asegura que tienen una carga laboral alta y está asociada a tareas administrativas como llenar el tradicional libro de clases con el registro de asistencia, calificaciones, antecedentes generales de los alumnos y alumnas, control de asignatura y anotaciones por estudiante. Un 63% admitió que destina entre tres y más de cinco horas a esas tareas y un 37% entre una y tres horas.
Tecnología y la educación
De los encuestados, un 61% ya ha hecho el cambio y las mejoras se hacen sentir. Un 70% de la comunidad reconoce que es fácil de usar, les tomó entre 1 a 5 días en promedio aprender a utilizarlo y un 38% de los encuestados asegura que le cambió la vida para mejor, un 42% que le ha ayudado a liberar un poco de tiempo y un 28% que ha sido un tremendo apoyo en los quehaceres.
Y es que un 70% de la comunidad escolar reveló que usando el libro de clases digital ahorran entre una a tres horas en las labores administrativas y un 21% entre tres y más de cinco horas.
Natalia Espinoza, experta en tecnologías de la educación y fundadora de Papinotas, plataforma a cargo de la encuesta y que proporciona innovaciones tecnológicas a más de 500 establecimientos del país, explica que la versión digital del libro de clases “ahorra tiempo de los docentes al no tener que traspasar los datos a otro sistema; además, se puede tener información al instante para tomar decisiones pedagógicas oportunas y puede ser completado por varios profesores a la vez, a diferencia del tradicional libro físico que muchas veces es disputado entre los docentes, especialmente al final del semestre”.
Otros beneficios que detalla la especialista es que para preparar reuniones de apoderados o las citas individuales con los padres ya “no es necesario que tenga que pedir el libro para informar sobre las notas del niño y su comportamiento, sino que obtiene los informes directamente desde el sistema. Además, no tiene restricciones de espacio y al colocar anotaciones el profesor no tiene que ir poniéndola una a una, sino que se replica.
En tanto, del 39% que aún no realiza la migración hacia el libro de clases digital, un 57% cree que usándolo podría disminuir la cantidad de horas dedicadas a esas tareas y un 66% preferiría usarlo, pero reconocen que su establecimiento no lo ha hecho por razones administrativas a fin de impulsar la tecnología.