Las contraseñas tradicionales fueron un paso esencial en el desarrollo de los distintos métodos que utilizamos hoy para acceder a nuestras cuentas. El Día Mundial de la Contraseña sirve para recordar a las organizaciones que, aunque las contraseñas eran fiables en el pasado, ha llegado el momento de reforzar las soluciones de seguridad con métodos de autenticación más seguros y sólidos, como la autenticación biométrica, para garantizar que el usuario que accede a una cuenta es el autorizado.
Por ejemplo, la aparentemente controvertida nueva política de intercambio de contraseñas de Netflix es una buena práctica que todas las organizaciones deberían seguir. La mayoría de las organizaciones y consumidores no son conscientes del riesgo que conlleva compartir passwords. Si un usuario comparte su contraseña y la persona con la que la compartió es víctima de un ciberataque, esa clave está ahora en peligro y puede dar lugar a que el ciberdelincuente acceda potencialmente a sus datos o a los de su empresa. Esto provoca inadvertidamente costosas violaciones de datos y daña la confianza del consumidor.
Nuestras Contraseñas y las mejores prácticas
Para los consumidores, compartir una contraseña puede parecer una forma inofensiva de ayudar a amigos o familiares a ahorrar dinero, pero la mejor práctica cuando se trata de contraseñas es no compartirlas nunca.
Los consumidores no se dan cuenta de que, aunque confíen sus contraseñas a estas personas, los ciberdelincuentes pueden acceder a sus dispositivos junto con nombres de usuario y passwords que podrían dar lugar a robos de identidad, fraudes financieros y ataques de phishing. El reconocimiento hoy del Día Mundial de la Contraseña subraya tanto a los consumidores como a las organizaciones la necesidad de implantar métodos de autenticación más nuevos y seguros para salvaguardar sus datos.
Columna redactada por Stuart Wells, Director de Tecnología para Jumio. Conoce más artículos de opinión en Zoom Tecnológico.