La información personal está tan estrechamente vinculada a la tecnología que la seguridad asociada con ella juega un rol preponderante en el diario vivir. A la vez que surgen avances en técnicas digitales que simplifican las medidas de protección reconociendo detalles únicos de nuestros cuerpos físicos, se abren también oportunidades para que delincuentes utilicen esos datos malintencionadamente.
Uno de estos casos es la suplantación de identidad, con el objeto de obtener un beneficio u ocasionar daño, lo que se encuentra tipificado como delito en la Ley 17.155 y es castigado con presidio menor en su grado mínimo.
Aun así, los beneficios superan ampliamente a los riesgos con instrumentos como el empadronamiento biométrico o validación de la identidad, una herramienta tecnológica que utiliza nuestras medidas biológicas o características físicas, tales como el reconocimiento facial. Así se pueden distinguir, registrar e identificar individuos con fines comerciales, legales o de políticas públicas, según corresponda. Esto no sólo brinda una mayor protección de la información, sino que además brinda de forma segura acceso a diferentes a productos y servicios ya disponibles en el mercado.
Biometría para potenciar la seguridad
En la actualidad los softwares pueden, a través de diferentes algoritmos, reconocer rasgos únicos de entre los más de 16.000 puntos que componen un rostro con una certeza cercana al 100%, permitiendo desde el desbloqueo de un teléfono móvil, realizar compras o la apertura de una cuenta bancaria. Otros métodos permiten, por ejemplo, poder abrir una puerta con las huellas digitales sin la necesidad de llaves físicas o incluso hacerlo a través del reconocimiento del iris.
A nivel empresarial sus beneficios son múltiples, por ejemplo, el establecimiento de anillos de seguridad al interior de las organizaciones para la protección de datos sensibles, reduciendo así el riesgo de pérdidas, filtraciones de información privada o el robo de datos lo que brinda un soporte completo, tanto de manera web o móvil, al implementar mayores barreras de protección que son útiles tanto manera interna como también para los clientes.
Pese a estos avances ningún sistema puede ser considerado completamente infalible, por lo que la responsabilidad final sobre su monitoreo recae en los usuarios quienes siguen siendo el eje central para su correcto desempeño de forma segura y sin problemas. Por este motivo, se vuelve necesario que las organizaciones cuenten también con planes preventivos integrales de monitoreo constante y de contingencia para eventualidades en los que la tecnología pueda verse comprometida.
Así, para estar seguros es necesario contar con las actualizaciones más recientes, validadores de dos pasos y tener cuidado en su uso, ya que, si bien dada su simpleza es cómoda, un sistema biométrico es tan confiable como quién lo utilice.