Los centros de recarga de vehículos eléctricos ¿Es un negocio rentable?
A pesar de que los titulares digitales pueden hablar de una crisis en el mercado de vehículos eléctricos (VE), las cifras dicen lo contrario. En California, por ejemplo, los vehículos eléctricos a batería representan el 22.2% del mercado de autos nuevos, y cuando se suman con los híbridos, alcanzan casi el 40% de las ventas de coches en los primeros meses de 2024. Esta tendencia es reflejo de un crecimiento sostenido que también se observa a nivel mundial, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Sin embargo, persisten desafíos para la adopción masiva de estos vehículos, especialmente en lo que respecta a la disponibilidad y accesibilidad de estaciones de carga, algo que sigue siendo una barrera para muchos consumidores.
Para muchos, cargar los vehículos eléctricos en casa es conveniente, pero quienes no tienen esa opción necesitan alternativas de carga pública seguras y accesibles. En Estados Unidos, el número de estaciones de carga pública ha ido en aumento; solo en el segundo trimestre de 2024 se instalaron 704 estaciones nuevas. Con la inversión continua , se espera que las estaciones de carga superen a las de gasolina en los próximos años ¿se imaginan eso? Además, empresas como Shell y Enel han comenzado a diversificar sus estaciones de servicio para incluir opciones de carga de vehículos eléctricos , abriendo en conjunto 41 nuevas estaciones en el segundo trimestre de este año.
Potenciando los centros de carga con vehículos eléctricos
Una de las colaboraciones más significativas en este ámbito es la de EVgo y General Motors, que planean instalar 400 estaciones de carga rápida en Estados Unidos, con comodidades mejoradas para el cliente, como marquesinas, iluminación y fácil acceso. Además, Rove, otro operador de carga de VE, ha apostado por centros de carga completos que ofrecen una experiencia centrada en el cliente. En su centro en Santa Ana, California, los clientes pueden acceder a cargadores rápidos de corriente continua (CC), así como a servicios adicionales como un mercado, lavado de autos y un salón abierto las 24 horas.
La expansión de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos implica desafíos. Construir una estación de carga con decenas de cargadores es mucho más complejo que una gasolinera tradicional. La electricidad es un recurso volátil y regulado, lo que añade capas de dificultad para los operadores de estaciones de carga. Para mitigar las fluctuaciones en el precio de la electricidad, algunas empresas, como Rove, han optado por utilizar microrredes. Estas redes internas permiten independencia de la red pública y aseguran la continuidad del servicio incluso en caso de cortes eléctricos.
La microrred de Rove, por ejemplo, está equipada con un sistema de almacenamiento de energía en baterías (BESS) y paneles solares fotovoltaicos. Este sistema permite que el centro de carga opere de manera autónoma cuando se desconecta de la red, manteniendo las estaciones de carga activas y ayudando a controlar los costos de electricidad al recargar las baterías cuando la electricidad es más económica. La microrred también cuenta con un controlador sofisticado que gestiona el suministro en tiempo real, ajustándose a las condiciones actuales de carga y demanda de los clientes, lo que permite optimizar el uso de la energía solar y minimizar los niveles de consumo.
La complejidad detrás de estas estaciones de carga de vehículos eléctricos no es evidente para los usuarios, quienes solo ven las facilidades para cargar sus autos. Sin embargo, los algoritmos y tecnologías de control automatizado que gestionan la energía son fundamentales para asegurar la viabilidad de estas instalaciones y para convertir la carga de vehículos eléctricos en una alternativa accesible y confiable frente a los combustibles fósiles (Estos últimos, son los restos de organismos o de su actividad biológica que se encuentran preservados en las rocas, principalmente en las sedimentarias).