
Y si, será una realidad, Apple realizará un cambio bastante significativo en su próxima actualización de sistema operativo para dispositivos móviles, la iOS 11, Las aplicaciones de 32 bits dejarán de funcionar con este entorno de trabajo, lo que significa que muchas aplicaciones ya no funcionarán en esta mejora.
Y es que según información entregada por el destacado desarrollador Steven Troughton-Smith, se hace el énfasis en que esta situación se instalará prontamente en nuestros dispositivos. Sin ir más lejos, a partir de la iOS 10.3, Apple comenzó a alertar, mediante avisos emergentes que la aplicación debe ser actualizada por el desarrollador o no podrá funcionar con nuevas versiones de iOS.
Aplicaciones de 32 bits…la obsolescencia programada
Apple comenzó a ofrecer aplicaciones en formato de 64 bits desde el lanzamiento del iPhone 5, sin embargo los desarrolladores comenzaron a actualizar sus aplicaciones desde el 2015 situación que haría un poco más lento el proceso de migración de esquema de programación.
Claramente es un trabajo especial para los desarrolladores de aplicaciones, tanto nuevos como antiguos, los que deberán trabajar para garantizar que éstas aplicaciones puedan trabajar en entornos de 64 bits las que antes eran de 32 bits.
Hay que mencionar que el sistema operativo para iPhone y iPad será presentado en el mes de junio de 2017 en la Conferencia Mundial de Desarrolladores, situación en que se confirmará la eliminación total de aplicaciones que no migraron al mundo de los 64 bits y se quedaron en el de 32 bits.
¿Cuántas aplicaciones de 32 bits podrían dejar de funcionar?
Gracias al desarrollo de las aplicaciones de 64 bits se consigue un mejor direccionamiento de la memoria y por ende un mayor rendimiento en el equipo y en la aplicación en si.
Pero ¿cuántas aplicaciones quedarán fuera en caso de no actualizarse? Se habla de 190 mil aplicaciones que podrían quedar obsoletas con el ingreso del nuevo sistema operativo que lanzará en junio Apple, de los cuales solo el 8% no se ha actualizado ya que supone un coste importante para los bolsillos de los desarrolladores.