Iniciamos esta sección donde se mostrarán diversas columnas de opinión relativas a temas asociados con la tecnología, el emprendimiento y los móviles, en esta oportunidad corresponde el artículo de opinión de Ramiro Herrera, Director de Carriers, Centurylink, Chile, quien escribe acerca de la innovación y de la quinta generación de la tecnología móvil.
El 5G el próximo motor de la innovación
Cuando se habla de la llegada de las Smart Cities se pone el acento en el número de dispositivos y sensores conectados a Internet y en el ecosistema de información asociado a la Internet de las Cosas (IoT) y a una revolucionada innovación; sin embargo, para que todo ello se materialice es necesario que mejore la infraestructura tecnológica y, consecuentemente, los niveles y calidad de la conectividad. Esa labor, en el corto y mediano plazo, le corresponderá, en una medida importante, a las redes de quinta generación, conocidas como 5G.
Las redes 5G vendrán directamente a hacer posible que muchos de los requerimientos de conectividad de las aplicaciones de la IoT y las ciudades inteligentes se concreten, brindando una infraestructura que no sólo tendrá una mayor capacidad y velocidad sino también una mayor confiabilidad, seguridad, escalabilidad y ubicuidad.
La tecnología 5G estará operativa ya en 2020, por lo que se está convirtiendo en el centro de las inversiones en el área de las telecomunicaciones en todo el mundo. Según la GSMA, la entidad que organiza el Mobile World Congress, en 2025 ya habrá 1200 millones de este tipo de conexiones en el planeta, “lo que significará un salto cuantitativo y cualitativo sin precedentes en la banda ancha móvil y, sin temor a exagerar, será el eje impulsor de fuertes cambios en nuestra forma de vivir, a nivel individual y colectivo”, asegura.
Más Allá de la Velocidad
En este ámbito, las redes 5G destacarán fundamentalmente por dos cualidades superiores. La primera de ellas corresponde a su característica más sobresaliente: la alta velocidad, especialmente, comparada con las capacidades de las redes de cuarta generación (4G), que hoy permiten una velocidad peak de 150 Megabits por segundo. En este ámbito el impacto será muy fuerte respecto de lo que conocemos hoy, porque estamos hablando de un ancho de banda que puede llegar fácilmente a los 10 Gigabits por segundo, lo que permitirá, por ejemplo, que una película pueda ser descargada en menos de 10 segundos en un dispositivo portátil.
Sin embargo, existe otra cualidad sobresaliente de esta tecnología, que es tanto o más importante que la velocidad de transferencia de datos, la disminución de la latencia respecto de la 4G y las tecnologías anteriores de conexión. La latencia se refiere al desfase de tiempo que existe en la transmisión de datos, es decir, es la demora que existe en la interacción entre un servidor y un dispositivo conectado. Hay que considerar que en las redes actuales la latencia oscila entre unos 50 y unos 150 milisegundos, mientras que en las redes 5G esto se reducirá drásticamente, llegando a menos de 5 milisegundo o incluso menos, buscando casi la instantaneidad.
Y añade que la disminución de la latencia a niveles tan bajos no sólo será relevante desde el punto de vista de la experiencia de los usuarios que se conectarán vía 5G para jugar online, disfrutar de una película o ver streaming en alta definición, puesto que esta nueva tecnología constituye un aspecto crucial para el éxito y consolidación de la IoT, en especial, en ámbitos más críticos.
La menor latencia de 5G optimizará o posibilitará muchas aplicaciones de ‘misión crítica’ en las ciudades inteligentes. Así, por ejemplo, mejorará las capacidades de los vehículos con conducción automática, que van tomando y enviando datos al ir interactuando con sensores y dispositivos en las calles. Otras aplicaciones se verán en la salud, en el caso de las intervenciones quirúrgicas realizadas remotamente o automatizadas, o en otras actividades críticas basadas en robots o máquinas que irán tomando decisiones en milésimas de segundos.
Impulso a la Innovación
La 5G debería significar, en general, un catalizador para muchas aplicaciones basadas en la nube, las cuales se verán facilitadas y potenciadas con ella, tal como sucederá con otras tendencias tecnológicas ya conocidas, como el video ultra HD y la realidad virtual y aumentada y el control crítico de dispositivos remotos, entre otros.
Asimismo, esta tecnología tendrá un rol facilitador a las redes 5G en el desarrollo de las aplicaciones vinculadas con la Inteligencia Artificial (IA), ya que muchas de ellas operarán a partir de datos basados en la nube y que estarán siendo enviados y recibidos desde múltiples fuentes en tiempo real. La IA será cada vez más cotidiana y, a partir de 5G, la veremos llegar más masivamente a los smartphones, con una serie de capacidades de alto impacto para los usuarios. Nuestros teléfonos se adaptarán a nuestros hábitos e incluso se anticiparán a nuestras necesidades, lo que supondrá una serie de cambios muy importantes para los usuarios.
La 5G significará un menor consumo y mayor eficiencia energética de los dispositivos conectados, pudiendo también sus redes establecer un mayor número de conexiones simultáneas por kilómetro cuadrado, agregando que esta tecnología no debe verse como algo exclusivo para los teléfonos móviles, porque se utilizará para conexiones de alta velocidad en los hogares y empresas. Asimismo, añade que se prevé que su despliegue inicial será en lugares de alta densidad de usuarios, como estaciones de metro o trenes, aeropuertos, estadios y centros comerciales, entre otros.
De alguna manera, la 5G será un impulso directo a todo lo que requiere conectividad. En un mundo digitalizado, donde todo es online y móvil, las redes de quinta generación tendrán en ella un verdadero motor para la innovación y eso significa que las empresas deben desde hoy comenzar a visualizar y plantearse en qué áreas podrán aprovecharla para mejorar sus procesos y negocios”.