“La apuesta por la electromovilidad de la última milla es clave, ya que la implementación de vehículos eléctricos está llamada a ser una de las principales estrategias para mitigar los efectos medioambientales de la industria logística y de distribución”, dice Felipe Porter, VP of Sales de Beetrack-DispatchTrack.
La iniciativa busca incrementar la flota de vehículos eléctricos para mejorar la electromovilidad en la última milla en el sector logístico, impulsada por algunos clientes de Beetrack, empresa líder en trazabilidad y planificación logística en América Latina.
Y es que con la crisis climática, las compañías de logística tienen que preocuparse más por el cuidado del medio ambiente. De hecho, 23% de las emisiones mundiales de CO2 provienen del sector transporte, de acuerdo con estimaciones del International Council on Clean Transportation (ICCT).
Vehículos eléctricos y la última milla
Ante este escenario, empresas como Spread -que brinda servicios logísticos a diversas marcas para la entrega de productos al cliente final- decidieron apostar por aumentar su flota de vehículos eléctricos.
Benjamín Tello, Gerente Comercial de Spread, señala que en un comienzo despachaban productos de Falabella en triciclos eléctricos, o también conocidos como “Tuk-Tuk”.
“Teníamos un centro de acopio para reunir los productos recogidos de los centros de distribución y luego hacíamos la última milla en estos vehículos”, comenta, para luego agregar que ahora cuentan con operación eléctrica en las regiones Metropolitana, Valparaíso, O’Higgins y Biobío, garantizando que hasta un 40% de los despachos sean en vehículos eléctricos. “El objetivo siguiente es poder realizar despachos en vehículos eléctricos desde Arica a Punta Arenas de aquí a tres meses más. Y a futuro buscamos que nuestra flota sea 100% eléctrica”, destaca.
Kowski es otra de las compañías de logística y distribución que ofrecen un servicio sustentable con flotas de vehículos eléctricos para reducir la huella de carbono y entregar una buena experiencia de última milla a los clientes.
Jonathan Zamora, dueño de Kowski, cuenta que ofrecieron “la última milla con automóviles eléctricos a empresas importantes del retail, donde Cencosud fue uno de los primeros clientes y hacíamos la operación de transporte del pedido que estaba listo para ser despachado”, y detalla que además de vehículos cero emisiones, empezaron a integrar otros transportes, como bicicletas y furgones eléctricos. “Actualmente tenemos una flota de 200 vehículos eléctricos”, explica Zamora, y adelanta que Kowski está expandiendo sus operaciones a Perú y Colombia.
El valor agregado de la electromovilidad
Desde Spread destacan que la electromovilidad ha sido “un valor agregado para su negocio, ya que hoy al retail le están exigiendo mucho más que los despachos sean en vehículos eléctricos, sobre todo por el objetivo de la industria de ser empresas carbono neutral, y nosotros también apuntamos a ese propósito”. Asimismo, indican que el mantenimiento de estos automóviles es más económico que un auto convencional y que los principales cuidados están relacionados a la carga de la batería y la capacitación de los conductores.
Kowski, en tanto, considera que en la práctica “los vehículos eléctricos son rápidos de maniobrar, no tienen inconvenientes para estacionarse; además su mantención es casi nula, porque no requiere cambios de aceite o filtros”.
En la búsqueda por cuidar el medio ambiente con la propuesta de tener más vehículos eléctricos en las calles, Beetrack-DispatchTrack ha sido un aliado importante a la hora potenciar la electromovilidad en la última milla. En esa línea, Benjamín Tello, de Spread, indica que la tecnología de Beetrack-DispatchTrack les ha permitido la optimización de la ruta, lo que ha sido muy importante para evitar rutas complejas para los vehículos eléctricos como, por ejemplo, los caminos de tierra empinados.
Ventajas de los vehículos eléctricos para la última milla
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Los costos de mantenimiento y operaciones son menores en comparación a una flota a combustión.
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El uso de electricidad genera un ahorro en comparación al pago de combustible que requiere un vehículo convencional.
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Hay un menor desgaste de las piezas que componen el vehículo.
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Motor más silencioso para la comodidad de los conductores y también disminuye la contaminación acústica.
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Disminución de la huella de carbono y la emisión de gases de efecto invernadero.