Si existe una palabra de la cual se ha hablado hasta la saciedad, en el último tiempo, es el metaverso. Pero ¿qué es el metaverso y cómo funciona? En términos extremadamente simples, podemos definirlo como un mundo virtual donde es posible interactuar, jugar y experimentar, de manera tridimensional y multisensorial, a través de tecnologías inmersivas, como la Realidad Aumentada, tal y como lo haríamos en el mundo real.
Por lo que hasta ahora conocemos, es a todas luces un cambio de paradigma que, por un lado, representa una tremenda oportunidad para que las empresas puedan explorar nuevos territorios, amplificar su cobertura, acceder a nuevos consumidores (usuarios) y generar un mayor engagement. Pero, por otro lado, se presenta como un nuevo entorno, como lo fue, en su momento, el nacimiento y proliferación de las redes sociales (RR.SS.), no exento de nuevos riesgos e issues comunicacionales, reputacionales y, a la larga, de operación.
Basta recordar cuando algunos pensaron que la irrupción de las RR.SS. sería “una moda pasajera”, pero bastó que se desatara la primera crisis, de muchas que vendrían, para que las compañías entendieran que sus metodologías y gestión de crisis tradicional, desde ahora y para siempre, no bastarían por sí solos.
Metaverso y la nueva estrategia comercial
Por ello, la obligatoria realidad que nos plantea el metaverso, requiere por parte de las marcas una dedicada inversión de horas y recursos para entender y gestionar, lo que podría convertirse un aliado de la estrategia comercial y de negocios. O, de no hacerlo, transformarse, en su momento, en un riesgo inminente para todo lo que se han tardado años en modelar y construir.
Así, este nuevo entorno requiere un approach distinto, junto con nuevas herramientas, todas indispensables para afrontar situaciones inesperadas y potenciales crisis reputacionales. Con todo, llegar a pensar que esta aproximación debiera ser desde la manera tradicional, replicando lo que se hacía y hace, en plataformas tradicionales y/o redes sociales, es un error garrafal, pues nos encontramos ante una nueva realidad, con claves distintas y la necesidad de un “nuevo chip” para gestionar la incertidumbre, en otra dimensión y a un nivel totalmente distinto de profundidad, amplitud y rapidez.
Dado este contexto, la necesidad de una nueva mirada debiera ser parte de las conversaciones, en las empresas, pero no sólo en las áreas de asuntos corporativos, sino que también extenderse a los profesionales y departamentos encargados de velar por el compliance, ciberseguridad, derechos humanos y protección de datos personales, entre otros.
Con todo, a la luz de experiencias pasadas, y cuando son muchos los expertos que hablan de un período de consolidación del metaverso de, al menos, cinco años, se hace necesario que las empresas, sin prisa, pero sin pausa, tengan la voluntad de participar con pasos decididos en un entorno paralelo que, de ser bien gestionado, puede ser una gran oportunidad o, por el contrario, transformarse en una gran debacle reputacional y del negocio.
Columna redactada por Claudio Ramírez, socio de Consiglieri. Conoce más artículos de opinión en Zoom Tecnológico.