El trabajo remoto hoy es parte de los procesos de relacionamiento y de gestión de las empresas, las que han adoptado en mayor o menor medida esta práctica laboral. Lo anterior, como uno de los efectos de la pandemia del Covid-19, en particular desde el confinamiento de muchos países de donde surgieron nuevas metodologías de convertibilidad laboral con foco en la continuidad operativa.
En cada continente se ha adoptado el trabajo remoto desde sus diversas posibilidades, si bien en su mayoría han interiorizado las oportunidades detrás de éste, no tan sólo desde una perspectiva de negocio, sino también para un reencantamiento de los trabajadores en relación a sus empresas sobre la base de una mayor compatibilidad entre la vida personal y laboral.
La Encuesta de Remuneraciones y Costo de la Mano de Obra del Instituto Nacional de Estadísticas, para el período octubre de 2020 y enero de 2021, destacó que en enero de este año 17,5% de los trabajadores realizó labores a distancia o bajo la modalidad de teletrabajo. Esta tendencia adquiere más fuerza al considerar los resultados de la tercera encuesta Vuelta al Trabajo, la que reveló que, de 400 empresas encuestadas en Chile, el 73% está planeando mantener el trabajo online una vez que se supere la pandemia.
Sin embargo, los avances también traen consigo nuevos desafíos o bien algunas preguntas para responder. Muchas empresas todavía no tienen claro cómo modificar sus procesos operativos a causa del teletrabajo y a ello se suma que las compañías de mediano y menor tamaño todavía no saben cómo enfrentar dicho ámbito desde la convertibilidad digital y la transformación tecnológica.
Trabajo remoto y la productividad
Los lugares de trabajo dejaron de ser espacios físicos individualizados. En cambio, hoy se habla del concepto Smart Office, término asociado a la optimización de recursos. La fluidez y la flexibilidad se están instalando como palabras esenciales para el desarrollo de los ambientes laborales del presente y futuro. Ser Smart Office es poder crear sistemas de colaboración para lo cual será clave adoptar nuevas tecnologías, visiones de trabajo que permitan la convivencia e interrelación entre cada una de éstas. En la práctica, esto significa cómo converso, me relaciono y gestiono mis tareas teniendo a mi disposición elementos tan diversos como la inteligencia artificial, las tecnologías en la nube, innovaciones en torno a la ciberseguridad, para así poder contrarrestar ciberataques y malwares y algo clave: los instrumentos del día a día para la operación, como computadores, headset, dispositivos y conectividad adecuada, entre otros.
¿Cómo hacerlo? Mejorando la conectividad desde el equilibrio entre flexibilidad y seguridad, y para ello es clave incorporar servidores virtuales, dispositivos de almacenamiento y el aprendizaje de nuevos métodos de seguridad. También es necesario invertir en actualizaciones oportunas en la medida de las capacidades monetarias y de gestión de los negocios y por medio de protocolos que contribuyan a una mayor conectividad desde la interiorización de softwares, configuraciones y protocolos informáticos.
Sin duda que los ambientes de trabajo híbridos, entre lo presencial y trabajo remoto, hoy es la tendencia. Y para que sean efectivos es importante tener presente las nuevas logísticas, procesos de trabajo y periodos de adaptabilidad desde una visión enfocada en los desafíos cognitivos de los propios trabajadores. Estos cambios no son automáticos, sino una revolución laboral que se sustenta en la implementación de planes escalables. Sólo de este modo se podrá promover una visión de los negocios verdaderamente holística a nivel digital y con la capacidad para poder enfrentar desde crisis hasta nuevas necesidades de usuarios y consumidores, ya sea de cualquier rubro o industria.
Columna redactada por Guillermo Moya, Gerente General de NTT Chile. Conoce otros artículos de opinión en Zoom Tecnológico.