La IA como compañera: ¿Empatía real o ilusión convincente?
Los chatbots con IA, como ChatGPT o Gemini, pueden imitar conversaciones humanas de manera sorprendente, no tienen emociones reales ni empatía verdadera.

Rodrigo Montenegro, responsable de Inteligencia Artificial (IA) en TSOFT Global, analiza este fenómeno desde una perspectiva técnica y social y explica que estos sistemas aprenden a reconocer patrones emocionales en el lenguaje y responden de manera que el usuario se sienta escuchado.
Con avances en síntesis de voz natural y expresiones faciales simuladas, la experiencia puede volverse tan convincente que algunas personas podrían desarrollar vínculos emocionales con estas tecnologías, a pesar de saber que no son reales.
Pero, ¿es esto saludable?.
Funcionalidad vs. Humanidad: El llamado a no confundirlas en IA
Desde TSOFT advierten sobre los riesgos de confundir la utilidad de la IA con una verdadera conexión humana:
“Un chatbot es ideal para resolver consultas rápidas, repetitivas y estar disponible 24/7, pero no puede reemplazar una conversación profunda entre personas. La idea es que la IA se encargue de lo fácil, y el humano, de lo importante.”
Si bien la IA ofrece oportunidades valiosas—desde mejorar la atención al cliente hasta aumentar la productividad personal—, también presenta riesgos, como la desinformación (respuestas plausibles pero incorrectas), la dependencia emocional (usar la IA como único soporte afectivo) y el aislamiento social (reducir interacciones humanas reales).
El futuro: ¿Complemento o reemplazo?
Aunque Montenegro considera poco probable que las personas abandonen el contacto humano por completo, destaca que “necesitamos conexiones reales, es algo biológico que ninguna máquina puede suplir”.
Sin embargo, el rápido desarrollo de la IA plantea desafíos urgentes: fomentar habilidades humanas como la creatividad, el pensamiento crítico y la ética; regular su uso responsable para evitar abusos o manipulaciones; y educar a la sociedad sobre los límites de estas tecnologías.
Conclusión: La IA como aliada, no como sustituta
El dato de que el 25% de los chilenos recurriría a una IA para combatir la soledad es un llamado de atención. La tecnología puede ser una herramienta poderosa, pero nunca un reemplazo para el calor humano.
Como bien señala Montenegro: “Ningún algoritmo, por avanzado que sea, puede entenderte de verdad… pero sí puede hacerte sentir menos solo en medio de la noche. El reto está en no perdernos en el espejismo.”
¿Estamos listos para convivir con amigos digitales sin olvidar los vínculos reales? El debate está abierto.
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